miércoles, 6 de noviembre de 2013

Vacíos llenos

Espero que por la noche
te conviertas en mi confidente
Y que cada mañana seas un nuevo
secreto que esconder
del mundo.

martes, 5 de noviembre de 2013

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Qué lejos queda la luz 
                                    cuando te rodean tus miedos.
Qué bella la soledad
                                    cuando te tiemblan las manos.
Qué extraño el silencio
                                    cuando se caen las murallas.
Qué penosa la realidad 
                                    cuando no despiertas del sueño.
Qué fría está la cama
                                    cuando te abrasan las dudas.
Qué eterna es la noche
                                    cuando te apuñalan tus miedos.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Siempre adelante

 
Hay que seguir siempre adelante,
salir de la oscuridad,
poco a poco,
paso a paso,
porque esto es solo un mal trago.

Y todo va y todo viene,
por un corto o largo tiempo,
pero el recuerdo se mantiene.

La luz siempre vuelve,
tarde o temprano,
las tinieblas se disipan,
para siempre, por un rato.

Hay que seguir siempre adelante,
que la vida continúa,
entre ríos calmos y turbulentos,
entre rostros pintorescos,
sueños y lamentos.

Es verdad que los hechos duelen,
queman, ahogan, matan, ...
y los sentimientos hieren,
calan profundo, arrancan el alma.

Pero el amor...el amor es cálido,
como el fuego en el frío invierno,
como un abrazo en malos tiempos.

Hay que seguir siempre adelante,
hacer las paces con la soledad,
y creer que la esperanza,
nunca muere.

Tener cerca tu felicidad
y mantener tus miedos raya,
para seguir subiendo la montaña,
sin mirar abajo, 
con el amor al lado.

Los caminos a veces se tuercen,
se vuelven insuperables, pedregosos, 
pero tienes que saber:
que nunca estás solo,

Que alguien siempre te quiere.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Mareas



Solamente quiero sentir, 
como la marea comienza a bajar
y después nuevamente,
decide subir.

Y fundirme con ella,
cada minuto,
en su oleaje,
en su ciclo de eternidad,
que nunca terminará,
o quizá nunca empezó.

Puede que así inaugure mi viaje,
al principio de mi fin,
o al fin de mi principio:
siendo un solo ser con el mar,
con el viento,
 con su sal,
con su tiempo...

Porque no hay mayor eternidad.


lunes, 2 de septiembre de 2013

Esta ciudad...


Me sentía ciega en esta ciudad,
caminando a tientas
entre callejuelas
de mala muerte
a las que no pertenecía
y me llenaban de oscuridad.

 

Me sentía sorda en esta ciudad,
cubierta por una nube de ruido
que no me dejaba oír,
ni pensar,
ni dormir;
que me perseguía 
entre agonías
y no me dejaba ver la verdad


 
Me sentía sin olfato en esta ciudad,
donde cada rincón,
cada portal,
cada esquina,
olía exactamente igual;
a rancio,
a estrés,
a muerte;
y me amargaba la realidad.


 
Me sentía sin gusto en esta ciudad,
escupiendo todas las palabras
como si no supiesen a nada;
tan insípidas
que perdían su significado
y hacían que cada uno de mis sentimientos
fuese irreal.


 
Me sentía sin tacto en esta ciudad,
tocando solamente paredes que me aprisionaban
en una jaula fría,
lúgubre,
lejos del mundo,
donde me prohibían libertad.
 

Me sentía sin sentimientos en esta ciudad,
donde no quería a nada,
ni a nadie;
me sentía como una autómata,
tan vacía de vida en esta ciudad...
Fue entonces que un día decidí,
que quería escapar.







 Escapar muy lejos y poder atrapar esas viejas luces y todo el mar.

jueves, 18 de abril de 2013

Gris



Gris como la pesadumbre,
Gris como los océanos,
Gris como un triste día,
Gris como tres relámpagos.

¿Quién fuera el hermoso gris
para esconder tus lágrimas?
¿Quién fuera el cálido gris
para calmar las ánimas?

Renacer gris siendo viento
para curar corazones
y así aprisionar el tiempo.

miércoles, 27 de febrero de 2013

¿Qué es?


Comienza a caer la primera pieza del juego. Apenas reconoces nada de lo que queda al descubierto. Con la curiosidad de descubrir que hay detrás aumentando cada minuto, cae la segunda pieza; poco más se distingue que con la caída de la anterior. Ésta inmediatamente tira a la tercera; cae la cuarta. ¡Para! 
¿Qué pretendes insensato?
Empiezas a vislumbrar algo, un resquicio de luz quizá, pero no es la claridad a la que estás acostumbrado. Es una sensación extraña y aparece la inseguridad propia a lo desconocido.
¡Piensa!
¿Arriesgas a descubrir que hay detrás de las piezas o te quedas a medio recorrido?
Cae la quinta...
¿Realmente tienes elección? ¿Estás siendo dueño de tus propias decisiones?
Ahora quizá no tengas vuelta atrás.
Seis, siete han caído. ¿Qué ves? ¿Qué oyes? ¿Qué sientes? Dudo que puedas responder con palabras. Dudo que existan si quiera palabras para explicarlo. Dudo del mundo.
Se derrumba la octava seguida de un grito.
¿Tan insoportable es lo que estás descubriendo? ¿Es por eso que agonizas en el suelo?
No quieres tirar más piezas, no quieres que caigan más. Ya has sufrido suficiente.
Ruegas, gritas, suplicas que no se desvele lo que hay detrás de ellas.
Prisionero de ti, que ya eres parte del juego, ya no tienes control sobre ti mismo.
La novena sucumbe al peso de los acontecimientos.
¿Qué haces llorando? ¿Qué tipo de interpretación a la luz le estás dando?
La décima pieza te golpea fuerte. Lo que estaba escondido ya queda prácticamente al descubierto. Sin embargo, ¿qué es eso que no llegas a descifrar aún? ¿Qué otro horrible secreto esconde?
Tic
Tac
La undécima cae estrepitosamente ante tu perpleja mirada.
Dime que ves, ¿por qué te levantas?
Descríbeme todo, dame detalles.
La duodécima con el reloj cayó...
¿Por qué lloras?¿Acaso lo que ves no hay quién lo entienda?

Cae la trece
                    Cae la venda
                                           Recoges todas las piezas parte por parte 
                                                                                                             Ríes y lloras
   Esto es el arte.

miércoles, 20 de febrero de 2013

(2)


Cuando las primeras luces de la mañana entran por la ventana, la vida comienza de nuevo. Volvemos a tener la conciencia que hemos perdido durante unas pocas horas sin poder evitarlo; volvemos a sentir el peso de nuestro propio mundo que nos aprisiona una vez más. Continuamos teniendo suelo firme debajo de nuestros pies. ¡Quién muriera por ser etéreo y librarse de estas anclas!

En el momento en el que el sol comienza a rozarnos la piel nos damos cuenta de que ya hemos tocado fondo incluso antes de salir de las sábanas; de que el día ya nos ha hundido a pesar de que no ha comenzado aún.

¿Para qué molestarse en abandonar el refugio nocturno? Sin embargo el sueño ya es perdido y los ojos comienzan a intentar saludar al mundo con cierta timidez. Un par de vueltas más en la cama y un último esfuerzo en vano por intentar conciliar el sueño nuevamente antes de incorporarse para contemplar el panorama matutino. Todo como siempre, la liviana luz del amanecer, alguna cancioncilla de los madrugadores gorriones y el escritorio lleno de papeles. 

Tras unos minutos intentado asimilar la sucesión de eventos que pasarán durante las próximas horas, te desperezas, te levantas, te diriges al escritorio con papel en blanco y bolígrafo en mano y decides que por un día no quieres hacer frente a la vida.

jueves, 31 de enero de 2013

Va y viene, viene y va



El dolor va y viene, viene y va

Ligero como el viento,
raudo como la mar,
firme y con paso lento.

El dolor va y viene, viene y va

En la alejada esquina,
o a medio caminar,
te ataca y te intimida.

El dolor va y viene, viene y va

En la flor de la vida,
o en tus días, al final,
te atrapa y te domina.

El dolor va y viene, viene y va

Una alegría ahora,
un daño aun por pasar,
tan solo rememora,

Que el dolor va y viene, viene y va.



martes, 15 de enero de 2013

(1)


Caen las hojas de los árboles con cierta reticencia a abandonar las lustrosas ramas que pueblan; de la misma manera se desprenden las palabras de tu boca ante mis ojos. Observas con impotencia cómo se alejan de ti y van cayendo lenta y pausadamente hasta que, finalmente, tocan fondo. Tu inseguridad es visible y hay un brillo de preocupación en esas pupilas. Sé perfectamente qué es lo que te atormenta en estos momentos. Tienes miedo de que las palabras que acabas de liberar mueran olvidadas en un rincón de mi mente para no volver jamás. Que de todo lo que has dicho solo se pueda ver el humo de las palabras como si de una vela recién apagada se tratase. Dudas si quiera de que haya prestado atención a los vocablos que has intentado articular aparentando toda la tranquilidad del mundo. Estás asustado de la reacción que puedan causar en mi tales noticias; de que me ponga a gritar en cualquier momento como si fuera una demente. No te lo reprocho.

Lo que no sabes realmente es que cada una de las palabras que has dicho, por mínimas o insignificantes que hayan podido parecer, están guardadas como un preciado tesoro en cada recoveco de mi desordenada mente. Y ahí quedarán para siempre, pese a todos tus temores, seguramente inducidos por mi actitud. A pesar de todo lo que piensas en estos momentos, de que tus palabras, nunca mejor dicho, se han desvanecido en el viento y que no he prestado atención a nada de lo que has dicho, cada una de esas sílabas está tan ancladas en mi, que ni el más terrible de los huracanes es capaz de llevárselas.

Ante mi prolongado silencio, me suplicas que diga algo, que al menos te mire a los ojos. Pero mi boca parece haberse sumido en un voluntario pacto de silencio. Pasaron los minutos y nada. A pesar de ni si quiera alzar la mirada podía sentir que tu inquietud iba en aumento y tu angustia de la mano de ésta.

Llega hasta mis oídos un débil 'por favor' y sé que no podré aguantarlo mucho más. Te miro por un segundo a los ojos y no sé si eres capaz de captar el continuo pestañeo al que está sometido en estos momentos mis ojos. Me levanto de la silla no sin tambalearme y algo mareada y me dirijo directa a la puerta. Antes de llegar a mi objetivo noto que me agarras del brazo; no esperaba si quiera que fueras a seguirme. Eso ya empezaba a complicar mi impecable actuación y no podía dejar que las lágrimas me delatasen en el último momento.

-Suéltame. Es lo único que se me ocurre decir antes salir por la puerta y cerrarla a mi paso.

viernes, 4 de enero de 2013

Un refugio en un verso



En brazos de un antiguo y bello verso,
mecida en su tranquila melodía,
me quedé plácidamente dormida
tapada en las palabras y su peso.

Ya fuera por la certeza en los versos,
que mitigaban estas agonías,
o porque como una nana crecían,
y dominaban todo mi universo,

fui acogida por la red de Morfeo
olvidando este horrible cementerio,
sumiéndome en una bella ceguera.

Y usando ese verso como trofeo,
me libro de mi propio cautiverio,
hasta el día en el que con suerte, muera.



El fuego de lo eterno

Junto al fuego de lo eterno, se evaporan días tras día las lágrimas de lo efímero. Se derriten los momentos congelados, se convierten en agua y se alejan de nosotros hacía los interminables océanos donde finalmente se ahogan. Allá lejos, en esos mares de tiempo, mares de retazos, mares de imágenes, allá lejos, un pedazo de nosotros se sale de los márgenes de nuestro libro y muere entre nuestros propios brazos. 

Junto al fuego de lo eterno, que arde dentro de nosotros, se extinguen las palabras que cultivamos noche tras noche. Palabras que se derriten cual vela en la cálida noche, cual cuerpo interrogante acercándose a la resplandeciente mañana. Se alejan de nuestro cuerpo, lentamente, dejando un espectro que se va desvaneciendo con el paso de los días. Y de esta manera, otra parte más de nosotros, muere ante nuestros propios ojos.

Junto al fuego de lo eterno, se queman demasiados sueños; sueños de una vida, sueños que, día tras día ganan fuerza, pero que a la vez se van rindiendo al calor del inagotable fuego. Se desvanecen y nos olvidamos de ellos, no nos acordamos si quiera de que alguna soñamos y nos sometemos a la desdichada realidad. Y, así, la parte más esencial de nuestra mente, muere por esta desafortunada suerte.

Junto al fuego de lo eterno, que siempre está prendido, nos vamos apagando cual fuego efímero. Nos consumimos en un espectáculo digno de ser contemplado, y, lo único que al final dejamos, es un puñado de negruzcas cenizas. Y así, es como morimos por completo, contemplando el fuego de lo eterno.

miércoles, 2 de enero de 2013



Avanza con paso lento, pero firme; evitando que haya lugar para el más mínimo error. Equívócate con la mayor de las seguridades, encuentra el error aunque no lo busques, y retrocede unos pocos pasos. Peléate con la duda de si el siguiente pie que debes poner es el izquierdo, o por el contrario, el derecho; de si tienes que seguir hacia delante, o si tienes que deambular en círculos durante un tiempo.Elige destino, nunca te dejes arrastrar; elige tu camino, aquel que deseas verdaderamente y no aquel que sea el correcto. Sigue avanzando cuidadosamente, como si a cada nueva pisada todo fuera a resquebrajarse en mil pedazos de fino cristal. Continúa tu viaje con el miedo de perder absolutamente todo lo que te importa y con la certeza de que no lo perderás jamás; fiándote de esa extraña eternidad que creemos que protege lo que amamos en esta vida. Para durante el trayecto, déjate abrazar por la oscuridad para conseguir ver un rayito de hermosa claridad. Es la única manera de seguir caminando hacia nuestro ansiado destino. Piensa detenidamente qué es lo que quieres de esta vida y qué quieres hacer de ella. Ríe como si cada carcajada pudiera curar heridas. Llora gotas de lluvia salada para dejar libre y clara tu mente y con ello sus ideas. Haz mil y una cosas que hagan llevadero tu trayecto, pero también que lo compliquen.
Lo más importante con cada paso que avances no consiste en el azar o en la suerte sino en mantener siempre la mente centrada en su destino, la cabeza bien alta, y el corazón firme y fuerte.