sábado, 22 de diciembre de 2012


Se nos hizo tarde ya intentado ordenar olvidados versos,
acompañados de esa inolvidable fragancia,
que, queriendo sin querer, nos devuelve a aquellos tiempos
en los que la poesía era nuestro presente y no nostalgia.
En los que literatura y pintura lo eran todo,
y no eran nada en el mismo momento.
En los que la luz brillaba de ese peculiar modo
y la oscuridad nos sumía en un bello lamento
que se convertía en nuestra vida.
Pero ahora, ahora solo hay la negrura
del dolor de nuestra propia existencia;
ya no brilla esa luz entre la horrible espesura
y nuestra vida es una mera cuestión de coincidencia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario